HERMANDAD DE VETERANOS DE INFANTERÍA "REGIMIENTO ESPAÑA 18"

 

 

   CONFERENCIA , EL CUARTEL DE ANTIGUONES, HOMBRES Y HECHOS, PASADO, PRESENTE Y FUTURO.

              Por D. Juan Antonio Gómez Vizcaíno

 

 

 

 

 

EL CUARTEL DE ANTIGUONES.

Hombres y hechos

Pasado, presente y futuro

 

Introducción

   Historiar un edificio, es decir referir las acontecimientos por los que ha pasado desde que se proyectó hasta el momento en que deja de cumplir la función para la que fue diseñado, podría parecer en nuestro caso una empresa frívola por las características del protagonista, ya que, como mole de piedra inerte que es, carece de actividad funcional por si mismo, es decir de vida.

  Pero ello no es así pues desde el mismo momento de su concepción está presente su euritmia, como expresan los arquitectos Lejarraga Azcareta y Avilés Inglés autores de su rehabilitación, al decir que su creador lo diseñó como la expresión armónica de un conjunto de reglas que se adapten a su funcionalidad, es decir que atienda a la eficacia de su empleo continuado y habitual.

   Los edificios de uso militar, en este caso un cuartel dedicado al alojamiento de tropas, al igual que los hombres que lo construyen y habitan, tienen alma y tienen una doble memoria, una memoria individual y una colectiva, la de su época; y manifiestan también otra cualidad de la memoria, que es selectiva, y es capaz de quedarse con lo mejor en el proceso de evolución, lo cual demuestra su capacidad de supervivencia a lo largo del tiempo.     

   El Cuartel de Antiguones ha prestado más de doscientos años de servicio al Ejército y específicamente en mayor medida a las unidades de Infantería, desarrollándose en el transcurso de este tiempo entre sus muros y en sus aledaños una actividad variada, muy rica y no menos interesante para la historia de la ciudad de Cartagena.

   Como todos los edificios de carácter logístico que tuvieron su origen en el plan de fortificaciones del siglo XVIII, se erigió intramuros y se integró en la trama urbana de la ciudad. El Cuartel de Antiguones ha sido durante muchos años el elemento que dinamizó la vida de una amplia zona urbana que desde la plaza de la Merced se extendía hasta la plaza del Hospital, discurriendo la vida principalmente por las calles del Alto, Ángel y Cuesta del Hospital, manifestándose principalmente en los actos castrenses y los movimientos de tropas que como fluida sangre avenaba desde el corazón, bien para embarcar en el puerto o en la estación de ferrocarril cuando se dirigían a la campaña.

   La reforma de la trama urbana que en aquella zona se ha llevado a cabo actualmente y la acertada rehabilitación del cuartel de Antiguones conforma, junto con el antiguo Hospital de Antiguones, un campus universitario que modela los lienzos de muralla del Batel y del Mar, con sus intrincados accesos de la puerta del socorro, del mar y túnel de Gisbert, emergiendo como atalaya el fuerte de Despeñaperros en una singular topografía que junto a una de las fortificaciones exteriores del conjunto defensivo abaluartado, el fuerte de los Moros, encierra páginas de la historia de España que se escribieron como consecuencia de las acciones bélicas en su entorno desarrolladas.

   Ha sido este un largo camino a recorrer pero sus frutos son evidentes, a más de un siglo de distancia de aquel otro ambicioso plan que fue el de Saneamiento, Urbanización y Ensanche, que si bien trajo consigo la expansión de la ciudad extramuros, ahora se trata de conseguir una nueva disposición de la trama urbana intramuros, integrando calles y plazas en un hermoso campus universitario, sin perder las referencias históricas, obteniendo además una perfecta simbiosis entre la tradición y la modernidad. En definitiva los elementos arquitectónicos bélicos que dieron lugar a la imagen urbana de una ciudad cuartel, pasaran en idéntica disposición a configurar un nuevo esquema funcional de la creciente zona universitaria  

   Desde los tiempos más remotos llamóse este paraje los Antiguones. Parece que tal nombre tiene su origen en las muchas antigüedades que por aquel sitio se extraían y depositaban, procedentes principalmente del antiguo anfiteatro romano, según deducimos de la Descripción de Cartagena que en el año 1584 hizo Gerónimo Hurtado.

   La perversión del lenguaje nos ha proporcionado en algunos textos el empleo de la palabra Antigüones (don diéresis), que no puede ser considerada como un metaplasmo por las vocales que reúne y ser en este caso mal empleada la diéresis como figura de dicción.

   Donde podemos encontrar el uso de este término con mayor profusión es en un folleto que se publica a mediados del siglo XIX con el título La Ventura de Cartagena, en el que su autor hace una breve reseña  aportando datos para el estudio del cólera morbo asiático que con frecuencia asolaba a la ciudad y finaliza el relato con un poema que titula Antigüones (con diéresis). Su autor Miguel Cabanellas Rodón es hijo del célebre médico militar versado en el tratamiento de las epidemias Miguel Cabanellas Cladera que tan destacada actuación tuvo en la de 1804 (Nota. Episodio del encierro de Cabanellas).

   Es más cierto sin embargo que el topónimo Antiguones, como expresión de la idea del lugar en que nos encontramos, nos ha acompañado en la revisión de los múltiples textos consultados, y la consideramos muy ajustada a la semántica, pero no lo es menos que a nivel popular se ha extendido a partir de mediados el siglo XIX también el topónimo Antigones e incluso en los informes oficiales las dos expresiones han compartido un mismo texto, aunque en este último caso creemos que es debido al desconocimiento de su etimología.

  Y más aún al llegar el año 1736 en el cabildo municipal de 24 de abril se da lectura a un memorial del presbítero Francisco López del Castillo solicitando licencia para cercar de tapia o paredes el recinto del Anfiteatro o Coliseo y erigir una ermita en uno de sus extremos, ya que este lugar… que  está a la parte de Levante del Castillo de esta plaza que hoy llaman los Santiguones (sic)…  padecieron muchos mártires y regado con su sangre el suelo por la defensa y confesión de nuestra religión.

  Así que Antiguones, Antigones o Santiguones..., son fruto de la viveza de la lengua y que como decía Horacio es... el uso, árbitro, juez y dueño en cuestiones de lengua. Y sin mayor justificación nosotros nos decidimos con cautela por la primera.

  Hoy es una realidad la rehabilitación de lo que el doctor arquitecto Pablo Campos Calvo-Sotelo denominó segunda pieza arquitectónica monumental de las tres… que delimitarán el espacio libre cardial de la Universidad y este antiguo cuartel de Antiguones, construcción asimétrica ubicada en el borde oriental del conjunto, luce emblemática cumpliendo ya los fines asignados en la programación de necesidades de la Universidad Politécnica de Cartagena, realzando aún más el incipiente ágora que conforma con el también rehabilitado Hospital de Antiguones.

  Cartagena honra así su milenaria memoria colectiva y su nueva Universidad Politécnica proporciona la renovación de su tejido social y urbanístico, recogiendo el testigo que le entregó otra institución, las Fuerzas Armadas, que durante tres siglos ocupó el mismo lugar.

 

Antecedentes

  Las disposiciones de Patiño como Secretario Universal del Despacho de Marina e Indias para potenciar la  infraestructura naval, dio lugar en Cartagena a un puerto proporcionado y al desarrollo de la construcción naval que era necesaria, junto a la singularidad que representaba la construcción del Arsenal Militar, surgiendo en la primera mitad del siglo XVIII otras construcciones de carácter logístico como la Mayoría General, el cuartel de batallones de Marina y brigadas Reales de Artillería de Marina, Hospital Real de Antiguones y en la antigua Casa del Rey un Parque de Artillería.

  Y en la segunda mitad del siglo, al mismo tiempo que las fortificaciones del conjunto defensivo, castillos de Galeras, Atalaya y Moros, así como la muralla que cerrará todo el conjunto, se construyen además edificios singulares tales como el nuevo Real Parque de Artillería de Ejército, el Cuartel de Presidiarios y Esclavos, el Cuartel de Antiguones y el Colegio de Guardiamarinas para la compañía de este departamento que había sido creada en el año 1777. 

  Al comenzar el siglo XVIII los problemas de acuartelamiento estaban latentes y si difícil era construir alojamientos para los recién formados regimientos, más era también mantenerlos. Ya en el año 1715 se había presentado por orden del rey en la ciudad de Cartagena el teniente Miguel Casal acompañado de un ingeniero al objeto de reconocer los parajes donde se pueden formar cuarteles y almacenes; en el año 1718 se establecieron normas para el acuartelamiento de las fuerzas de Infantería con el objeto de evitar que se alojaran en casas particulares, pues imponía una pesada carga a los pueblos y relajaba la disciplina; y en el año 1718 visitó la ciudad el teniente general Jorge Próspero Verboom acompañado de una numerosa comitiva de jefes y oficiales. Pero es lo cierto que continuaron utilizándose antiguos edificios, en general conventos, carentes de condiciones, pero que por lo menos cubrían de las inclemencias del tiempo; y para disponer de camas o enseres se utilizó la contrata o Asiento.

  En Cartagena desde finales del siglo XVII, con motivo del ensanche que había experimentado la ciudad por el Este, se había formado una nueva calle que era conocida con el nombre de San Ginés, donde el capitán general de las galeras de España duque de Nájera instaló sus cocheras, por lo que el pueblo dio en llamarla de las Cocheras del Duque o del Duque de Nájera, nombre este último que predominó. En el año 1723 el citado duque las alquiló para que se alojasen en ellas dos batallones de brigadas de Artillería de Marina y en ese mismo año el Estado hizo por su cuenta grandes reparaciones en el edificio, que en el año 1743 ocuparon los batallones de Galeras. Este cuartel se conocía por el Cuartelillo y daba por la espalda o Sur con las faldas del castillo de la Concepción y tenía salida a la plaza de San Leandro, desaparecida al hacer la apertura de la calle Gisbert.

  Los primeros proyectos de cuarteles para la guarnición de la plaza de Cartagena son diseño del ingeniero Alejandro de Rez y en el año 1729 ya los remitió informados al marqués de Verboom como Ingeniero General, aunque realmente se trataba de ampliación y reformas de otros existentes ya en la plaza, dotándolos de cocinas, lugares comunes, pozo y cuerpo de guardia.  

  También en terrenos de las antiguas Casas del Rey se construyó el denominado cuartel del Rey, en el que todavía podemos apreciar algunos detalles heráldicos así como parte de su estructura, y el cuartel de batallones de Marina, en la zona donde estuvieron las Atarazanas Reales, que declarado en estado ruinoso fue derribado en los primeros años del siglo XX, pasando a constituir jardines de lo que es hoy Cuartel General de la Fuerza de Acción Marítima.

  El alojamiento de las tropas pues, siempre constituyó una grave preocupación para las autoridades de la ciudad, hasta que finalizó la construcción del conjunto defensivo, ya que aunque diseñado en los primeros años del siglo no se terminó hasta la última década del mismo, afectado principalmente por la falta de caudales y un ejemplo de ello son los veintidós años empleados en la construcción de la muralla.

  Unas veces las unidades ocupaban casas y otras almacenes, en ambos casos de propiedad particular. Fiel reflejo de ello son los múltiples casos que recogen las crónicas de la ciudad, tales como: la ocupación de una casa propiedad de Antonio Castiillo en el Carrerón del Duende, a la subida del Molinete; otra de Julio Sancho en la Puerta del Ángel que ocupó el regimiento de Infantería Cantabria en el año 1744; y una finca situada también en la Puerta del Ángel  propiedad de la religiosa del convento de la Purísima Concepción Luisa Chereguini, donde en el año 1750 se alojaron las tropas del regimiento Fijo de Orán .   

  Pero quizá las situaciones más singulares se daban a la hora de alojar digna y debidamente custodiadas las banderas y enseñas de las unidades, para lo que en el año 1730 los caballeros capitulares de la comisión de alojamientos recibieron la orden para que lo hicieran en mesones o casas termas, alquilando las habitaciones necesarias mientras permaneciesen de guarnición en la plaza. Y así lo hicieron en este año las banderas de los regimientos de León y Asturias, y en el año 1754 la del regimiento de Infantería España en el popular mesón La Fontana de Oro, situado en la Puerta de Murcia.

  Uno de los edificios que en mayor medida soportó la falta de acuartelamientos en la plaza fue sin duda el Hospital Real de Antiguones pues, atendiendo a su gran capacidad, se había proyectado para albergar cuatro mil enfermos procedentes de una gran flota en dos espacios separados, pero a los dos años de finalizar las obras las autoridades decidieron utilizar parte de él en el alojamiento de tropas, así que tras la breve ocupación que de los desvanes ya había hecho en el año 1764 el regimiento de Infantería América, en 1768 el regimiento de Suizos Reding tras haber ocupado una sala de enfermos para alojar soldados afectados por la enfermedad de tercianas, mal endémico por aquella época en Cartagena, se sintieron tan cómodos que no sólo no lo desocuparon sino que el resto de los dos batallones se trasladaron allí convirtiéndolo en alojamiento permanente que duró treinta y cuatro meses. Y al año siguiente, con motivo de un aumento de la guarnición de la plaza, se dispuso que un batallón del regimiento Flandes, se alojara en el piso superior del Hospital con una entrada independiente por la plaza del Ángel. Puso fin a esta situación una real orden de 9 de septiembre de 1785 que ordenaba que el batallón de suizos, que permanecía de guarnición en la ciudad, desocupase el Hospital.

  También en la calle del Adarve, hacia el año 1755, existió un edificio que servía de almacén de utensilios de tropa para la guarnición, sobre el que en el año 1777 se concedió permiso al Hospital de Caridad para construir un piso, dándole mayor extensión a las salas de los enfermos, lo que dio lugar al desaparecido Arco de la Caridad. Hoy día ocupan este lugar los edificios de Correos y Seguridad Social

  La situación se agravó con motivo de los preparativos que en el año 1775 se hicieron en Cartagena para la expedición a Argel y también produjeron una numerosa presencia de tropas en la plaza las expediciones a Orán que al mando del general Barceló se llevaron a cabo en los años 1783 y 1784.

  Todavía hubo un nuevo intento de ocupación del Hospital, con motivo de la creación en esta plaza del 2º regimiento de Artillería en el año 1802, ordenándose en 7 de agosto que se destine para alojamiento de este las cuadras altas que se hallan desocupadas. El pleito es sostenido largamente por el capitán general del departamento marítimo don Francisco de Borja, que alegando lo dispuesto en una real orden de 1785 consigue mantenerlo sin tropas alojadas.

  Para acabar con el continuo movimiento de unidades en las guarniciones se publicó en 10 de mayo de 1786 el reglamento para los destinos que deben ocupar los cuerpos del Ejército en guarniciones o cuarteles en tiempo de paz, por el que se señalaba la residencia oficial de los regimientos, que deberían mudar cada tres años. Y en Cartagena quedó el regimiento de Infantería La Victoria, pero este sistema no estuvo en vigor mucho tiempo, ya que la campaña del Rosellón obligó a desplazarlos a la frontera pirenaica.

  Un cuadro demostrativo del movimiento de unidades en la guarnición de Cartagena nos llevaría a citar más de medio centenar, entre los que significaríamos, por lo que representa en la historia de la ciudad, la presencia en el año 1722 del regimiento de Infantería España, en 1748 el regimiento de Infantería Sevilla y el primero que ocupó el cuartel de Antiguones totalmente construido que es el regimiento de Voluntarios de Castilla.

 

 La construcción del cuartel de Antiguones

   Ha venido siendo común entre los diversos autores, con respecto a la construcción del cuartel de Antiguones, señalar el 1 de julio de 1783 como fecha del comienzo de las obras y el 31 de diciembre de 1796 para su finalización. Estas sin duda han sido tomadas de acuerdo con lo expresado por VARGAS PONCE y reproducidas años más tarde por VICENT Y PORTILLO.

   Lo cierto es que el proyecto original del cuartel de Antiguones es del ingeniero militar Mateo Vodopich, está fechado en 15 de diciembre de 1779 y de él conocemos una importante colección de planos. Este proyecto es sin duda consecuencia  de la carta que con fecha 23 de octubre del mismo año dirige el marqués de Croix, Capitán General de los Reinos de Valencia y Murcia, al conde Ricla a la sazón Secretario del Despacho Universal de la Guerra. Pero Vodopich no lo llevará a cabo pues fallecerá en el año 1787.

   La situación elegida tenía excelentes condiciones higiénicas y militares, a juicio del proponente, ventilación, fácil evacuación, protegido por el castillo antiguo de la ciudad y por la muralla, junto a las Puertas del Ángel y de San José, que permitían la rápida salida de la tropa al campo.

  Pero transcurridos casi diez años, un informe fechado en febrero de 1788 y firmado por Leandro Badarán, Comandante de Ingenieros de la plaza, pone de manifiesto que en esa fecha  no había comenzado aún la construcción del cuartel de Antiguones. Y avala esta circunstancia otro de los informes que al año siguiente  remite el ingeniero Baltasar Ricaud al Gobernador político y militar y a la vez Comandante General del departamento marítimo José Rojas y Recaño, significando que no habían comenzado las obras y planos proponiendo aumentos y variaciones.

  Transcurridos cuatro años, en 1793, se aprueban las obras para habilitar como hospital provisional el nuevo cuartel que se está construyendo y que es sin duda alguna, el de Antiguones contiguo al hospital, pero en el mismo año se suspendieron. O sea que las obras ya habían comenzado y dado cuenta del aumento considerable del gasto que supuso la necesaria construcción de un murallón con talud por la parte exterior descubierto y revestido de piedra.

   Pero a nuestros efectos lo más interesante en dejar constancia que en esa fecha, año 1793, se encuentra en plena construcción y se han observado ciertos fallos en la cimentación y en la estructura. Así lo confirma el informe que con el mismo contenido que el anterior y tan sólo ligeras variaciones en su párrafo final envía el ingeniero Baltasar Ricaud al duque de la Roca en 2 de diciembre de 1793. La corrección de todos estos defectos corresponderá al ingeniero Juan José de Ordovás que sustituirá a Badarán en el mando de la Comandancia de Ingenieros en 1794.

  El ingeniero Ricaud en su informe relata minuciosamente los cimientos  y la porción de muros que ha sido preciso hacer además de los que había en el cálculo del año 1779 en que se hizo el proyecto, tanto por las desigualdades del terreno en que está situado, lo que ocasionó un considerable aumento en su coste, así como el aumento considerable de los precios de los materiales.

  Un informe del ingeniero Juan José Ordovás de 1794, al hacerse cargo de la Comandancia de Ingenieros por ausencia de Leandro Badarán, es muy clarificador sobre la fábrica del cuartel de Antiguones. Y dos planos del mismo correspondientes ambos al año 1795, manifiesta el primero lo que se han hundido los pilares y bóvedas y en el segundo el plano y perfil del tejado con que se propone cubrir. Todo ello pone de manifiesto los problemas que arrastra lo construido hasta la fecha y la solución adoptada para cubrir aguas.

  Y que está totalmente construido y ocupado nos lo confirma una carta de Leandro Badaran que envía el 21 de junio de 1797 al duque de Castropignano.

  De las primeras unidades que tenemos referencias que ocuparon el cuartel de Antiguones, aun sin haber finalizado su construcción, son el regimiento provincial de Lorca en 1795, en 1797 el regimiento de Murcia (Nota. Episodio de José de San Martín) y un regimiento de suizos y finalizada su construcción ya hemos citado en 1800 al regimiento de Voluntarios de Castilla.

 

Siglo XIX

  Nuestro protagonista en el día de hoy, el cuartel de Antiguones, será mudo testigo de los enfrentamientos, las luchas y la violencia continua de nuestro siglo XIX. La dicotomía política que presidió todo este tiempo tuvo sus ecos en la ciudad de Cartagena y la pugna entre absolutistas y liberales la marcará trágicamente.

  Finalizada la construcción del cuartel de Antiguones, en el año 1804 con motivo de le epidemia de fiebre amarilla que asoló a la ciudad, será desalojado de las unidades que lo ocupaban, regimientos de infantería Valencia y suizos de Traxler, para destinarlo a hospital provisional con 200 camas, paliando la situación del Hospital de Antiguones que llegó a tener 9.000 enfermos. Funcionó como agregado al Hospital de Caridad bajo la responsabilidad del Hermano Mayor y la dirección facultativa de un médico de la Armada 

   Durante los años de la guerra de la Independencia será el lugar donde se reúnan los voluntarios y formen las unidades que, una vez dotadas de armamento, vestuario y equipo, se enviarán a los frentes de combate. No en vano el coronel del regimiento de Infantería Valencia, Vicente María de Ovando y Ovando marqués de Camarena la Real, había sido nombrado Gobernador Militar en plebiscito popular. Y nuevamente en los años 1810 por la epidemia de fiebre amarilla y en 1812 por la de calenturas, volvió a convertirse en hospital provisional.

  El trienio liberal le deparó un trágico protagonismo pues fue vórtice de los incidentes surgidos entre fuerzas realistas y constitucionales. Y cuando llegó la hora de la represión absolutista fue prisión para los liberales que sometidos a consejo de guerra fueron fusilados el 21 de septiembre de 1824 en la misma plaza del Hospital.

  La sublevación que en la noche del 2 de febrero de 1844 estalló en Cartagena, esta vez en favor de la Regencia de Espartero, tuvo su punto culminante en la plaza de armas del cuartel de Antiguones, donde el comandante Fulgencio Gavilá y los tenientes Manuel Andía y Bonifacio Echarri, consiguieron la adhesión regimiento de Infantería Gerona. 

  Pasadas las turbulencias de la primera mitad del siglo, dejaron su huella en este cuartel los regimientos de Infantería Saboya y Granada, el primero por su presencia en la vida pública de la ciudad pues llegó a pasar las listas de revista de comisario en la plaza de la Merced uniformado con sus más vistosas galas, convirtiendo el lugar en punto de cita del buen tono. Y el segundo, que llegó a la ciudad en el año 1860 revestido de los laureles conseguidos en la campaña de África, por el hermanamiento con su patrona la Virgen de las Angustias, cuya imagen ocupó durante muchos años un pequeño hueco en la escalera de acceso al pabellón de mando. 

  En el año 1882 compartirán este cuartel los regimientos de Infantería Málaga y el recién creado 6º regimiento de Artillería a pie. Y en 1885 se convierte una vez más en hospital militar provisional de coléricos siendo su director el médico mayor de la Armada Luis Gutiérrez y Gamba. 

 La sublevación republicana del año 1886 le convertirá nuevamente en la antesala de todos los condenados, en cuyo calabozo falleció el conocido tintorero Pedro Alemán.

  En los meses de julio y septiembre de 1888 llegarán a la ciudad para formar parte de su guarnición los regimientos de Infantería Sevilla y España, y esta situación se hará permanente a partir del año 1889, ocupando el España el cuartel de Antiguones y el Sevilla una parte del Hospital.

  Son años de profundas reformas en el edificio entre las que destacaremos la construcción de la galería, hoy desaparecida, las cajas de escaleras de tropa y construcción de nuevas letrinas, que todavía podemos apreciar en su fachada E, estas con los nuevos sistemas de artesas para tropa y para oficiales.

   La estabilidad en la permanencia de las unidades comenzará a manifestar beneficios muy pronto pues en el año 1892 se aprobará un contrato entre el estado y la Sociedad de Aguas Santa Bárbara para el abastecimiento de agua potable por diez años a los edificios militares de la plaza.

  Y en el año 1896, mientras sus batallones expedicionarios combaten en Cuba desde el año anterior, la vida en la guarnición sigue y en junio tiene lugar un acontecimiento sin precedentes en el cuartel de Antiguones, como es la inauguración del alumbrado eléctrico. La prensa local, que había sido invitada, da cuenta del hecho y no nos resistimos a leerles un párrafo de la crónica que dice… Rasgó el espacio un largo y prolongado toque de corneta, que a nosotros nos pareció lamento doloroso de algo que iba a morir en tal momento, y, efectivamente, cuando el plañidero sonido del metal murió en el espacio, se apagó de repente el alumbrado de petróleo y la oscuridad más profunda nos envolvió en sus pliegues. Sonó otra vez el metálico instrumento y la corriente eléctrica, precipitándose por los recubiertos alambres, se transformó en luz vivísima al quedar encerrada en los cristalinos globos, pudiéndose apreciar cuanto gana con la variación hecha el alumbrado del cuartel. La instalación es completa. Todas las dependencias están iluminadas por lámparas de 16 bujías y en el patio lucen dos potentes focos que todo lo iluminan…

  Por la situación de guerra que viven sus batallones, son frecuentes las noticias que se reciben y entre ellas la muerte heroica en campaña del soldado José Bolarín Camacho en la acción de Jarauco, el heroico comportamiento del batallón España en la acción de Vista Hermosa, la muerte del joven cartagenero teniente Eduardo Milvain Sauvalle, y los soldados Juan Mendoza Soriano, José Cánovas Bleo, Antonio Sánchez Sánchez, Joaquín Freira, Pedro Carrasco Robledo, Antonio Vidal García y Adolfo Sánchez González, así como el heroísmo del sargento cartagenero Tomás Montesino y Bastida, que tras entregar su vida se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando.

  Todo terminará cuando a primeros del año 1899 regresen las unidades, aunque algunos quedaron en el camino y otros en camilla irán directamente al hospital.

 

 

Siglo XX

  Los acontecimientos relativos al siglo XX, sobre todo los que corresponden a la segunda mitad, son muy conocidos por ser coetáneos con parte de nuestra vida, pero es lo cierto que al comenzar este permanecen de guarnición en Cartagena los regimientos de Infantería España y Sevilla, ocupando los acuartelamientos de Antiguones y Hospital respectivamente. Las unidades que regresaban de la campaña en Ultramar unas eran disueltas y otras integradas en sus antiguas guarniciones.

  Cartagena seguirá manifestando su profunda naturaleza y sentir castrense, manteniéndose los actos militares, en especial las juras de bandera, en los lugares públicos para permitir una mayor afluencia de personas, en un intento de integración con la sociedad, entre ellos el paseo del muelle de Alfonso XII, la plaza de España, el paseo Alfonso XIII y la plaza del Hospital.

  La prensa inicia una campaña para repatriación de los restos de los cartageneros que habían dejado su vida en el campo de batalla y así ocurre con el comandante Rafael Martínez Illescas  que se encontraban en Puerto Rico y el teniente Eduardo Milvain Sauvalle en Cuba, pues ambos habían pertenecido con anterioridad a los regimientos España y Sevilla y eran hijos de esta ciudad. 

  Respecto a los acuartelamientos, un notable higienista que en esta época visita la ciudad, el doctor Larra y Cerezo, tiene ocasión de hacerlo al cuartel de Antiguones, publicando en la prensa de Madrid un artículo en el que dice… hay algo excepcional en pro de la salud del soldado, es el cuartel del regimiento de Infantería España núm. 46… refiriéndose a la instalación de aseo y duchas, así como a la lavandería, que no tiene igual en muchos de los cuarteles que en Francia, Inglaterra, Austria, Italia y Suiza ha visitado.

  En 1918, una ley establece las bases para la reorganización del Ejército y determina que en la guarnición de Cartagena quede, entre otras unidades, solamente un regimiento de Infantería, que debe alojarse en el cuartel de Antiguones, tomando el nombre de la ciudad y el nº 70. Los regimientos de Infantería España y Sevilla, pasarán de guarnición a Lorca y Murcia respectivamente, aunque realmente esto último no se llevará a cabo hasta mediados la década de los años 20, coexistiendo en esta ciudad tres regimientos de Infantería durante algunos años.

   Reseño como parte muy singular de la historia de esta ciudad la riqueza musical que en esta época ponen de manifiesto las tres bandas de música de los regimientos, junto con la de Infantería de Marina, pues no sólo ven la luz sus himnos, por cierto el del regimiento Cartagena se estrena en la iglesia de la Caridad tras haber bendecido su bandera, pasodobles como La bandera del 70, El Abanico, Viva Cartagena y Viva Alfonso Torres y Fino Coquin, continuando la ancestral tradición de la música militar desde aquel El Arsenal de Cartagena que se estrenó en el año 1775, el estreno del pasodoble La Gracia de Dios en 1882,  y Suspiros de España en 1902. La intervención de las bandas de música estuvo muy ligada a la vida de la ciudad, participando en actos de todo tipo, desde los festejos patronales a las procesiones de la Semana Santa, así como en periódicas comparecencias dando conciertos en distintos lugares de la ciudad.

   Como consecuencia de la campaña de Marruecos la ciudad vivirá una situación muy similar a la de los últimos años del siglo anterior, pues los tres regimientos enviarán a operaciones, en distintas épocas, un batallón cada uno, por lo que la marcha de soldados y las frecuentes noticias de las bajas habidas en combate sumirá a sus habitantes en un continuado y profundo dolor.

  Pero la vida en la guarnición sigue y los cuarteles del Hospital y Antiguones experimentan importantes obras. En el cuartel de Antiguones se inaugura en el mes de diciembre de 1922 una importante biblioteca y un espléndido comedor para la tropa, de cuyo acto, que contó con la concurrencia de todas las autoridades de la ciudad y representantes de la prensa local, merece dejar constancia de algunos párrafos de la crónica con que se relató:

... En muchos regimientos se han creado ya las Bibliotecas para el soldado, en nuestra guarnición la del regimiento Sevilla está organizándose, y ayer –día de la Purísima, Patrona del Arma– se ha inaugurado solemnemente la del regimiento Cartagena. Un amplio salón sobriamente decorado, ventanales por donde entran la luz y el sol a raudales, pupitres para la escritura, amplias mesas con cómodos asientos, en donde el soldado podrá entregarse gratamente a la lectura, máximas morales y pedagógicas envolviendo los muros y elegantes estanterías que contienen cerca de quinientos volúmenes es lo que compone la biblioteca...

  El Rey visitó los acuartelamientos de Infantería y Artillería, Antiguones y Hospital, el 21 de marzo y el 10 de noviembre de 1923, de las que existen un interesante archivo fotográfico

  En julio del año siguiente embarca en el vapor Tordera para Melilla el batallón expedicionario del regimiento Cartagena al mando del comandante Cándido Mir Montero y a los pocos días de su arribada será destinado a Tarfesit desde donde pasará a ocupar posiciones avanzadas.

  El eco de las primeras acciones no tardarán en llegar a la guarnición de Cartagena y pronto las posiciones de Tizzi Azza, Loma Roja, Benítez, Valenzuela y otras serán conocidas por los ciudadanos, leyéndose con avidez en la prensa local las crónicas que envía Aben-Hud, corresponsal de guerra, y con temor por las familias de los soldados. Una de las primeras noticias sobre acciones meritorias realizadas por los soldados será la concesión del premio que había instituido, con carácter mensual, el cartagenero Juan Antonio Gómez Quiles para el que se distinguiera en las acciones de combate y que va a recaer en el centinela Sandalio Carrión Martínez que el 31 de julio actuó con presteza ante la presencia del enemigo. 

  La mujer cartagenera responde a las necesidades de la guerra acudiendo a la petición de bufandas y colchonetas que hace un periódico local y presto también actúa el ayuntamiento al regalar al batallón no sólo una camioneta convertida en camión-cuba, para realizar las aguadas con mayor rapidez y efectividad, sino que también un avión a las unidades aéreas.

  La llegada de heridos a nuestro puerto es frecuente y los hospitales se llenan, por lo que será necesario habilitar nuevamente el hospital de la Cruz Roja de la Alameda San Antón. como ya se hizo en el año 1921, que atenderán las damas de la institución.

  Heridos, desaparecidos, muertos, son las tristes noticias que diariamente discurren por la ciudad, que sigue viviendo con angustia y emoción la despedida de los soldados que siguen marchando a cubrir bajas. Leyendas que se extienden por las calles como la del cabo Amate y exequias por los muertos, el capitán Moreno Ureña, cuyos restos mortales habían llegado a Cartagena en el mes de marzo, el teniente José Luis Martínez Azcoitia, soldados José Domenech Campoy y Manuel Calatrava Soler, serán los trágicos broches de un año.

  Y llegará la paz. Así que el batallón expedicionario del regimiento de Infantería Cartagena regresará a la guarnición en diciembre de 1925 al mando del comandante Rodolfo Espa, que será recibido a los sones de un nuevo himno que han compuesto Miguel Pelayo y el director de la banda Ángel García.

  Los años siguientes quedarán marcados por los ecos de la gran tragedia que ha supuesto para toda la ciudad tan larga campaña,  dejando el camino lleno de tristezas y heroicidades. Muchas familias han perdido algún ser querido y los que han regresado muestran las secuelas de la dureza de las tierras de Marruecos.

  En el año 1928 la ciudad recibirá los restos del teniente Pallarés, para descansar definitivamente en el cementerio de Nuestra Señora de los Remedios.

  También en ese año el cuartel de Antiguones experimentará una completa transformación de sus dependencias que se presentan como el más moderno establecimiento de educación y un conjunto severo y elegante aliado con la comodidad.

   Una nueva reorganización en el año 1931 fusiona los regimientos de infantería Cartagena 70 y Sevilla 33, que con el nombre de este último se alojará en el cuartel de Antiguones, recuperando en el año 1935 su tradicional sobrenombre.

   En abril de 1936 cambiará su numeración y unos meses después de comenzar la guerra civil pasa a ser Brigada Mixta 223 y posteriormente batallón de Retaguardia nº 7.

   Finalizada la guerra civil, el 1 de octubre de 1939 se crea en Cartagena el regimiento de Infantería nº 34, recuperando en 1943 la de Sevilla 40 encuadrado en la Agrupación Especial de Costa.

  En 1 de agosto de1960 se disuelve el regimiento Sevilla 40 (Nota. Episodio del entierro del teniente GÓMEZ VIZCAÍNO y del cine Central con el estreno de La fiel Infantería).

  En 19 de febrero de 1961 regresa a la guarnición la Agrupación de Infantería Independiente España 18, que se encontraba en Bétera y serán sus batallones los que en el año 1962 tomarán parte en las operaciones que se desarrollan en el África Occidental Española. A partir de 1965 pasa a denominarse regimiento Mixto de Infantería España 18 encuadrado en la Brigada de Infantería Motorizada XXXII, permaneciendo alojado en el cuartel de Antiguones que compartirá con la plana mayor reducida del regimiento de Infantería DOT Bailén 60 y la compañía de Cuartel General de la Brigada de Infantería XXXII. En el año 1967 el batallón de carros se traslada al acuartelamiento de Tentegorra.

   En el año 1984 las unidades del regimiento de Infantería España abandonan definitivamente el cuartel de Antiguones y queda ocupado por pequeñas unidades de la guarnición de la plaza, que mantendrán su custodia y mantenimiento, hasta que se decide por el Ministerio de Defensa su cesión mediante convenio al Ayuntamiento de Cartagena.

 Y es aquí cuando comienza una nueva historia, la del campus universitario de Antiguones, que quizá alguien nos contará cuando hayan pasado otros 200 años.

 

Juan Antonio Gómez Vizcaíno. Coronel de Artillería.

Conferencia pronunciada el 25 de febrero de 2010 en el cuartel de Antiguones con motivo de la colocación de una placa recuerdo de las unidades de Infantería que allí habitaron

 

 

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